Y está a punto de
reventar, de una vez y para siempre, por el bien de todos.
Para los que
acusan a la tecnología de cadena de bloques de ser una burbuja. El absurdo
económico llamado dinero fiduciario está provocando un desbalance de proporción
global.
Es cuando menos
admirable la abnegación con la cual trabajamos duro, producimos bienes y servicios,
construimos casas, edificios y todo para entregarlo a cambio de papel viejo.
Porque eso es lo que es. Ese papel viejo es la ilusión llamada dinero.
Si intentamos
indagar de donde procede su omnipresente valor, descubriremos que sólo porque
está impreso con la cara de una antigua celebridad y un número que te dice lo
que el gobierno cree que indica un valor de intercambio.
El dinero
fiduciario ha existido apenas 50 años sobre esta tierra. Es sorprendente, ¿verdad?
Ocurre que hasta el acuerdo de Bretton Woods, el papel moneda era respaldado por
las reservas de oro de cada país. Esto ha ocurrido de la misma forma por los
5000 años que tiene nuestra civilización. Durante la mayor parte de nuestra
historia, el dinero impreso constituía en realidad un certificado de depósito
que indicaba la cantidad de oro a la que tenia derecho a retirar del banco
central el portador de ese billete.
Es posible que el
patrón oro haya sido escogido por su facilidad de fundición, resistencia a la
corrosión y por lo rápidamente identificable que era. De una forma u otra, casi
toda civilización que ha existido, ha utilizado el oro como almacenamiento de
valor y medio de intercambio. Imposible de falsificar, el noble metal ofrecía
todas las ventajas que aún hoy se puede exigir a una moneda para su utilización
como tal. El oro era obtenido por el trabajo de las personas y lo que llegaba a
los gobiernos era a través de los impuestos. No necesitan más. Los gobiernos
nunca crearon oro. No pueden, Y si pudieran hacerlo lo harían exactamente como
ahora lo hacen con el papel moneda!
Obsérvese la
gráfica. La paga de un centurión romano, equivalente a 38.58 onzas de oro, ha
sufrido muy pocas variaciones hasta hoy tomando en cuenta la paga de un capitán
del ejercito norteamericano. Sin embargo, si se computa en dólares, la paga del
capitán se ha multiplicado muchas veces en apenas 200 años, y la mayor parte de
esta inflación ha ocurrido en los últimos 50 años! (googlealo)
Otro ejemplo. En
el año 562 A.C., durante el reinado de Nabucodonosor de Babilonia, una onza de
oro compraba 350 hogazas de pan. Hoy en dia, ese monto de oro compra
aproximadamente la misma cantidad de Pan. Pero si calculamos el valor del pan
en dinero, éste ha sufrido una inflación desmesurada.
Díganme si esto
no es una verdadera burbuja. Veamos de dónde viene el problema.
El 15 de agosto
de 1971 los Estados Unidos de América terminaron con la convertibilidad del dólar
por oro. Nixon aprovechó hábilmente una supuesta sobrevaluación del dólar y
dejó que toda moneda buscara su propia convertibilidad a través de la libre
flotación. Como resultado de esto, la moneda más fuerte, o sea el dólar, se
convirtió en la referencia monetaria por excelencia.
Los economistas
justificaron esta situación a través de una extraña postura por la cual un país
respaldaba su moneda con su Producto Interno Bruto y no por un metal de
referencia. La palabrería sobre productividad y economía justificó este sistema
que en teoría funcionaba. Milagrosamente en la práctica también.
El resultado fue
el establecimiento del patrón Dólar. Una moneda contra la cual todas las otras
deben tener un valor de convertibilidad y que gozaba de suficiente solidez,
supuestamente a prueba de toda devaluación o inflación. Algunos países incluso
adoptaron el Dólar Norteamericano como circulante y el mundo se hizo adicto al
papel moneda. La burbuja había comenzado a hincharse.
El dólar comenzó
su proceso de expansión acaparando el único activo energético de importancia
para entonces. El petróleo. Esta jugada magistral cuyo cuestionable hijo se
denominó Petrodólar tuvo el efecto de colocar inmediatamente el mercado global
del petróleo y por lo tanto de la energía, bajo la tutela del Dólar. No nos
detendremos a analizar el tipo de oferta (que no se pueda rechazar) que los
Estados Unidos le hicieron a la OPEP para esto, pero el
resultado fue el esperado.
No era
casualidad. Por entonces los Estados Unidos eran la potencia indiscutible, y
supongo que los productores de petróleo entendieron filosóficamente que ya que de todas maneras
iban a alienar sus reservas a un sistema de contabilidad localizado en otro
país, mejor que éste sea el más fuerte y estable.
LA TERRIBLE
DEBILIDAD DEL PAPEL MONEDA
El Dólar,
Petrodólar, Euro, Yuan, Yen y otras, no serían un problema si no tuvieran una debilidad
que acaso algún momento sea la causa de su caída.
Son falsificables.
No solamente que
son falsificables sino que lo son cada vez más fácilmente. La tecnología de
imprimir el dinero, antes al alcance solamente de países industrializados,
ahora está disponible para corporaciones
e incluso para el crimen organizado.
Poco a poco las
mafias criminales van diversificando sus operaciones o incluso dedicándose más
asiduamente a la falsificación. Es obvio. ¿Para qué perder el tiempo con
tráfico de armas o drogas en costosas e inciertas operaciones si pueden obtener
directamente el dinero falsificándolo? Esta tendencia se ha acentuado al punto
que ya es posible para ellos, producir billetes con la misma calidad que los
originales. Estos llamados “Supernotes” son imposibles de diferenciar de un
billete genuino.
En el país donde
vivo, hubo hace unos 10 años una conmoción producida por declaraciones de los supuestos
representantes del gobierno norteamericano, que detectaron un influjo de
billetes falsificados infiltrados entre los verdaderos. La infame serie CB-B2,
porque así empezaban sus números de serie. Mucha gente perdió grandes cantidades
de dinero ya que no se podía diferenciar los billetes falsos de los genuinos
con esa denominación. Nadie se atrevía a aceptar dólares con esos números de
serie y los que lo hacían pagaban la mitad de su valor o menos. Sin embargo se rumoreó que cuando se
llevaban estos billetes a los Estados Unidos, circulaban normalmente como
cualquier otro billete. Ni siquiera los validadores de billetes electrónicos
podían detectar su falsedad.
Esto nos debe
alarmar por la razón simple de que los gobiernos que emiten las monedas no
están cumpliendo con su deber de mantener el medio de intercambio a salvo. No
tienen ni la tecnología ni la capacidad humana para evitar que cada día más y
más dinero falsificado inunde los mercados. Y si los falsificadores pueden obtener
Euros o Dólares de calidad original, ¿Qué se puede esperar de otras monedas que
no cuentan con recursos para adoptar mecanismos de seguridad como costosas
impresiones infrarrojas o implantes metálicos? La falsificación con cualquier
moneda entra en el sistema financiero mundial, debilitando el valor del dinero
y contribuyendo con la inflación global, además de fortalecer enormemente al
crimen organizado.
SATOSHI NAKAMOTO
= NATIONAL SECURITY?
La casualidad de
que esas dos frases tengan las mismas iniciales van más allá de lo ortográfico.
En un escenario donde el dinero creado a fuerza de imprimir sin control, va
multipicandose produciendo inflación y muchos otros problemas. No es difícil
imaginar lo que los ministros de finanzas vislumbraron en su infinita
sabiduría, para salir del problema que ellos mismos originaron.
Un intento de
enfrentar esta situación fue la creación de una moneda con “valor intrínseco”,
es decir un instrumento financiero cuyo valor de fabricación era el mismo que
su denominación. Hecho de Oro, plata u otro metal precioso, constituiría el
remedio eficaz contra todo esfuerzo de falsificación por la simple razón de que
para producirlo se necesitaría invertir la misma cantidad o mayor que lo que
denomina.
Aquí podemos
recordar el rumor del famoso “Amero” que circuló profusamente en internet, y
que instauraría la moneda común de Canadá, Estados Unidos y México. Sin
importar la posibilidad de esta implantación, el hecho de que éste sería fabricado
de oro, plata y cobre, indicaba sin lugar a dudas, la intención, o a estas
alturas el esfuerzo desesperado por luchar contra las bandas de falsificadores.
Sin embargo, aún
no se tiene el consenso para el establecimiento de una moneda física de valor
intrínseco. La dificultad logística, y eso sin tomar en cuenta el costo
político para las potencias económicas del mundo el admitir que su propia
moneda salió de su control, mantienen al mundo en un status quo peligroso, en
el cual, se sabe que se falsifica pero se tolera en el entendido de que la
afectación al mercado no es importante.
El problema es
que va creciendo.
Y es lógico. Las
mafias van entrando en el juego porque pueden hacerlo.
Y surge el
remedio más eficaz:
El Bitcoin.
¿A nadie le
extraña que aún después de 10 años nadie haya podido localizar al creador, ya
sea Satoshi Nakamoto o no? Hay que considerar que la cantidad de horas hombre que
se hayan empleado en este blockchain tanto para la concepción, minado inicial,
validación, pruebas beta, puesta en circulación “anónimamente” y demás
actualizaciones posteriores, son factores imposibles de pasar desapercibidos.
Ya está difícil
esconder al inventor del público en general, pero y… ¿la prensa? Y ni hablar de
CIA, FBI, Scotland Yard, Mossad…
La única forma de
mantener el anonimato de Nakamoto pasa por algún nivel de complicidad de las
agencias de investigación de los países desarrollados.
Sólo de esta
forma se pudo implementar las criptomonedas, de forma de tener un laboratorio
en tiempo real de pruebas beta de la nueva forma de valor que tarde o temprano
tendrá que implantarse. Ya vimos que su característica fundamental de ser
infalsificable, es justamente lo que el papel moneda no tiene.
Y así, nos
encontramos en un escenario global de libre mercado de cientos de
criptomonedas, en el cual por lo menos hasta ahora, la prueba ha sido
satisfactoria. Es cierto que se ha podido robar criptomonedas hackeando. Pero
por lo menos yo, no he escuchado de ningún intento de falsificación exitosa.
Tampoco tiene sentido. Para falsificar una criptomoneda necesitarían un poder
de cómputo mayor que el que se necesita para minarlo. De esta forma el mundo
tiene por fin la moneda perfecta. Con valor estrictamente dependiente del
mercado. Infalsificable, y lo más importante: Su producción está en manos del
pueblo, que es quien mina pacientemente con horas y horas de operaciones de
punto flotante, exactamente igual que los cinco mil años anteriores cuando era
el mismo pueblo el que se encargaba de extraer el oro, con muchas horas de
trabajo.
Este retorno a la
raíz del dinero, que nos indica indefectiblemente que las criptomonedas, o
mejor dicho la tecnología de blockchain, seguirán usándose y posiblemente
incluso para validar el dinero impreso, tiene implicaciones importantes.
Primero, nunca más se debe ceder el control del dinero a los gobiernos. Baste
decir que las peores inflaciones que se ha tenido ha sido precisamente con el
sistema de dinero impreso fiduciario. Luego, el minado y almacenamiento de
valor debe estar en manos del pueblo como siempre estuvo. Y sobre todo,
entender que es derecho de todo ciudadano minar su propia riqueza.
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