Friday, August 31, 2018

LA VERDADERA BURBUJA ES (Y SIEMPRE FUE) EL PAPEL MONEDA FIDUCIARIO



Y está a punto de reventar, de una vez y para siempre, por el bien de todos.

Para los que acusan a la tecnología de cadena de bloques de ser una burbuja. El absurdo económico llamado dinero fiduciario está provocando un desbalance de proporción global.

Es cuando menos admirable la abnegación con la cual  trabajamos duro, producimos bienes y servicios, construimos casas, edificios y todo para entregarlo a cambio de papel viejo. Porque eso es lo que es. Ese papel viejo es la ilusión llamada dinero.

Si intentamos indagar de donde procede su omnipresente valor, descubriremos que sólo porque está impreso con la cara de una antigua celebridad y un número que te dice lo que el gobierno cree que indica un valor de intercambio.

El dinero fiduciario ha existido apenas 50 años sobre esta tierra. Es sorprendente, ¿verdad? Ocurre que hasta el acuerdo de Bretton Woods, el papel moneda era respaldado por las reservas de oro de cada país. Esto ha ocurrido de la misma forma por los 5000 años que tiene nuestra civilización. Durante la mayor parte de nuestra historia, el dinero impreso constituía en realidad un certificado de depósito que indicaba la cantidad de oro a la que tenia derecho a retirar del banco central el portador de ese billete.

Es posible que el patrón oro haya sido escogido por su facilidad de fundición, resistencia a la corrosión y por lo rápidamente identificable que era. De una forma u otra, casi toda civilización que ha existido, ha utilizado el oro como almacenamiento de valor y medio de intercambio. Imposible de falsificar, el noble metal ofrecía todas las ventajas que aún hoy se puede exigir a una moneda para su utilización como tal. El oro era obtenido por el trabajo de las personas y lo que llegaba a los gobiernos era a través de los impuestos. No necesitan más. Los gobiernos nunca crearon oro. No pueden, Y si pudieran hacerlo lo harían exactamente como ahora lo hacen con el papel moneda!

Obsérvese la gráfica. La paga de un centurión romano, equivalente a 38.58 onzas de oro, ha sufrido muy pocas variaciones hasta hoy tomando en cuenta la paga de un capitán del ejercito norteamericano. Sin embargo, si se computa en dólares, la paga del capitán se ha multiplicado muchas veces en apenas 200 años, y la mayor parte de esta inflación ha ocurrido en los últimos 50 años! (googlealo)

Otro ejemplo. En el año 562 A.C., durante el reinado de Nabucodonosor de Babilonia, una onza de oro compraba 350 hogazas de pan. Hoy en dia, ese monto de oro compra aproximadamente la misma cantidad de Pan. Pero si calculamos el valor del pan en dinero, éste ha sufrido una inflación desmesurada.

Díganme si esto no es una verdadera burbuja. Veamos de dónde viene el problema.
El 15 de agosto de 1971 los Estados Unidos de América terminaron con la convertibilidad del dólar por oro. Nixon aprovechó hábilmente una supuesta sobrevaluación del dólar y dejó que toda moneda buscara su propia convertibilidad a través de la libre flotación. Como resultado de esto, la moneda más fuerte, o sea el dólar, se convirtió en la referencia monetaria por excelencia.

Los economistas justificaron esta situación a través de una extraña postura por la cual un país respaldaba su moneda con su Producto Interno Bruto y no por un metal de referencia. La palabrería sobre productividad y economía justificó este sistema que en teoría funcionaba. Milagrosamente en la práctica también.

El resultado fue el establecimiento del patrón Dólar. Una moneda contra la cual todas las otras deben tener un valor de convertibilidad y que gozaba de suficiente solidez, supuestamente a prueba de toda devaluación o inflación. Algunos países incluso adoptaron el Dólar Norteamericano como circulante y el mundo se hizo adicto al papel moneda. La burbuja había comenzado a hincharse.

El dólar comenzó su proceso de expansión acaparando el único activo energético de importancia para entonces. El petróleo. Esta jugada magistral cuyo cuestionable hijo se denominó Petrodólar tuvo el efecto de colocar inmediatamente el mercado global del petróleo y por lo tanto de la energía, bajo la tutela del Dólar. No nos detendremos a analizar el tipo de oferta (que no se pueda rechazar) que los Estados Unidos le hicieron a la OPEP para esto, pero el resultado fue el esperado.

No era casualidad. Por entonces los Estados Unidos eran la potencia indiscutible, y supongo que los productores de petróleo entendieron filosóficamente que ya que de todas maneras iban a alienar sus reservas a un sistema de contabilidad localizado en otro país, mejor que éste sea el más fuerte y estable.

LA TERRIBLE DEBILIDAD DEL PAPEL MONEDA

El Dólar, Petrodólar, Euro, Yuan, Yen y otras, no serían un problema si no tuvieran una debilidad que acaso algún momento sea la causa de su caída.

Son falsificables.

No solamente que son falsificables sino que lo son cada vez más fácilmente. La tecnología de imprimir el dinero, antes al alcance solamente de países industrializados, ahora está disponible para  corporaciones e incluso para el crimen organizado.

Poco a poco las mafias criminales van diversificando sus operaciones o incluso dedicándose más asiduamente a la falsificación. Es obvio. ¿Para qué perder el tiempo con tráfico de armas o drogas en costosas e inciertas operaciones si pueden obtener directamente el dinero falsificándolo? Esta tendencia se ha acentuado al punto que ya es posible para ellos, producir billetes con la misma calidad que los originales. Estos llamados “Supernotes” son imposibles de diferenciar de un billete genuino.

En el país donde vivo, hubo hace unos 10 años una conmoción producida por declaraciones de los supuestos representantes del gobierno norteamericano, que detectaron un influjo de billetes falsificados infiltrados entre los verdaderos. La infame serie CB-B2, porque así empezaban sus números de serie. Mucha gente perdió grandes cantidades de dinero ya que no se podía diferenciar los billetes falsos de los genuinos con esa denominación. Nadie se atrevía a aceptar dólares con esos números de serie y los que lo hacían pagaban la mitad de su valor  o menos. Sin embargo se rumoreó que cuando se llevaban estos billetes a los Estados Unidos, circulaban normalmente como cualquier otro billete. Ni siquiera los validadores de billetes electrónicos podían detectar su falsedad.

Esto nos debe alarmar por la razón simple de que los gobiernos que emiten las monedas no están cumpliendo con su deber de mantener el medio de intercambio a salvo. No tienen ni la tecnología ni la capacidad humana para evitar que cada día más y más dinero falsificado inunde los mercados. Y si los falsificadores pueden obtener Euros o Dólares de calidad original, ¿Qué se puede esperar de otras monedas que no cuentan con recursos para adoptar mecanismos de seguridad como costosas impresiones infrarrojas o implantes metálicos? La falsificación con cualquier moneda entra en el sistema financiero mundial, debilitando el valor del dinero y contribuyendo con la inflación global, además de fortalecer enormemente al crimen organizado.

SATOSHI NAKAMOTO = NATIONAL SECURITY?

La casualidad de que esas dos frases tengan las mismas iniciales van más allá de lo ortográfico. En un escenario donde el dinero creado a fuerza de imprimir sin control, va multipicandose produciendo inflación y muchos otros problemas. No es difícil imaginar lo que los ministros de finanzas vislumbraron en su infinita sabiduría, para salir del problema que ellos mismos originaron.

Un intento de enfrentar esta situación fue la creación de una moneda con “valor intrínseco”, es decir un instrumento financiero cuyo valor de fabricación era el mismo que su denominación. Hecho de Oro, plata u otro metal precioso, constituiría el remedio eficaz contra todo esfuerzo de falsificación por la simple razón de que para producirlo se necesitaría invertir la misma cantidad o mayor que lo que denomina.

Aquí podemos recordar el rumor del famoso “Amero” que circuló profusamente en internet, y que instauraría la moneda común de Canadá, Estados Unidos y México. Sin importar la posibilidad de esta implantación, el hecho de que éste sería fabricado de oro, plata y cobre, indicaba sin lugar a dudas, la intención, o a estas alturas el esfuerzo desesperado por luchar contra las bandas de falsificadores.

Sin embargo, aún no se tiene el consenso para el establecimiento de una moneda física de valor intrínseco. La dificultad logística, y eso sin tomar en cuenta el costo político para las potencias económicas del mundo el admitir que su propia moneda salió de su control, mantienen al mundo en un status quo peligroso, en el cual, se sabe que se falsifica pero se tolera en el entendido de que la afectación al mercado no es importante.

El problema es que va creciendo.

Y es lógico. Las mafias van entrando en el juego porque pueden hacerlo.

Y surge el remedio más eficaz:

El Bitcoin.

¿A nadie le extraña que aún después de 10 años nadie haya podido localizar al creador, ya sea Satoshi Nakamoto o no? Hay que considerar que la cantidad de horas hombre que se hayan empleado en este blockchain tanto para la concepción, minado inicial, validación, pruebas beta, puesta en circulación “anónimamente” y demás actualizaciones posteriores, son factores imposibles de pasar desapercibidos.

Ya está difícil esconder al inventor del público en general, pero y… ¿la prensa? Y ni hablar de CIA, FBI, Scotland Yard, Mossad…

La única forma de mantener el anonimato de Nakamoto pasa por algún nivel de complicidad de las agencias de investigación de los países desarrollados.

Sólo de esta forma se pudo implementar las criptomonedas, de forma de tener un laboratorio en tiempo real de pruebas beta de la nueva forma de valor que tarde o temprano tendrá que implantarse. Ya vimos que su característica fundamental de ser infalsificable, es justamente lo que el papel moneda no tiene.

Y así, nos encontramos en un escenario global de libre mercado de cientos de criptomonedas, en el cual por lo menos hasta ahora, la prueba ha sido satisfactoria. Es cierto que se ha podido robar criptomonedas hackeando. Pero por lo menos yo, no he escuchado de ningún intento de falsificación exitosa. Tampoco tiene sentido. Para falsificar una criptomoneda necesitarían un poder de cómputo mayor que el que se necesita para minarlo. De esta forma el mundo tiene por fin la moneda perfecta. Con valor estrictamente dependiente del mercado. Infalsificable, y lo más importante: Su producción está en manos del pueblo, que es quien mina pacientemente con horas y horas de operaciones de punto flotante, exactamente igual que los cinco mil años anteriores cuando era el mismo pueblo el que se encargaba de extraer el oro, con muchas horas de trabajo.

Este retorno a la raíz del dinero, que nos indica indefectiblemente que las criptomonedas, o mejor dicho la tecnología de blockchain, seguirán usándose y posiblemente incluso para validar el dinero impreso, tiene implicaciones importantes. Primero, nunca más se debe ceder el control del dinero a los gobiernos. Baste decir que las peores inflaciones que se ha tenido ha sido precisamente con el sistema de dinero impreso fiduciario. Luego, el minado y almacenamiento de valor debe estar en manos del pueblo como siempre estuvo. Y sobre todo, entender que es derecho de todo ciudadano minar su propia riqueza.

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